Cristina Epalza, del Servicio de Pediatría del Hospital 12 de Octubre, es una de las autoras de las recomendaciones acerca del COVID-19 en las escuelas de primaria que se recogen en un artículo publicado en Archives of Disease in Childhood, del grupo BMJ: “Urgent need to develop evidence-based COVID-19 recommendations for primary schools”.
Las tasas de SARS-COV-2 entre los niños, tanto en la primera como en la segunda ola de la pandemia, han sido bajas. El impacto negativo en los más pequeños del cierre de las escuelas en marzo superó con creces cualquier beneficio en términos de reducir la transmisión del nuevo coronavirus. Por ello, en septiembre se realizó el esfuerzo de abrir las escuelas incidiendo en normas como el uso de mascarillas en alumnos y profesores o el aislamiento de escolares sintomáticos. Pero no está claro si estas normas están basadas en la evidencia científica, pues varían muchos de unos países europeos a otros; y además no se han establecido diferencias entre primaria y secundaria, cuando hay distinto riesgo de transmisión entre los niños más pequeños y los más mayores. Deberían realizarse recomendaciones más pragmáticas y menos restrictivas para los niños más pequeños, y generalizar los tests de saliva cuando estén disponibles para facilitar la detección de casos. Es importante evitar la interrupción de la escolarización pero a la vez escalar medidas de control si la prevalencia local aumenta. También hay que conseguir reducir la transmisión entre profesores o de profesor a alumno, por eso este colectivo debería ser uno de los primeros en vacunarse. Y en lugar de tomar medidas generalistas, aplicar medidas más individuales en el caso de los niños con personas vulnerables en sus hogares. Los autores concluyen que es necesario que se tomen medidas en las escuelas basadas en la evidencia que contribuyan a evitar pérdidas de horas de escolarización y los efectos de su transmisión entre sus familias.
Equipo Biblioteca H12O