Un artículo publicado en la revista Leukemia, uno de cuyos autores es Gonzalo Carreño, del Servicio de Hematología del Hospital 12 de Octubre, analiza la alta mortalidad de pacientes con neoplasias mieloproliferativas tras infección por COVID-19.
El estudio parte de los datos de 175 pacientes con neoplasias mieloproliferativas y COVID-19 en la primera ola del nuevo coronavirus, para analizar sus manifestaciones clínicas y los factores de riesgo de supervivencia. La mortalidad en estos pacientes fue superior a la de la población en general, sobre todo en aquellos con mielofibrosis. El análisis univariado mostró una relación entre la mortalidad y la edad, el género masculino, la disminución del recuento de linfocitos, la necesidad de respiración asistida, las comorbilidades y la mielofibrosis. Respecto al tratamiento de las neoplasias mieloproliferativas, el uso de ruxolitinib (Ruxo) fue más frecuente en los pacientes fallecidos que en los supervivientes. Por el contrario, el análisis multivariante no encontró ninguna relación entre el tratamiento con ruxolitinib y la mortalidad, pero mostró un mayor riesgo de muerte en una cuarta parte d ellos pacientes que interrumpieron el tratamiento. Los hallazgos de este estudio requieren más investigaciones sobre el uso de ruxolitinib y su relación con la mortalidad en pacientes con neoplasias mieloproliferativas y COVID-19.
Equipo Biblioteca H12O