Alberto Galindo, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital 12 de Octubre, es uno de los firmantes del artículo “Counseling in maternal‐fetal medicine: SARS‐CoV‐2 infection in pregnancy”, publicado en Ultrasound in Obstetrics & Gynecology.
El embarazo conlleva un mayor riesgo de infección grave por SARS-COV-2 en comparación con la población no embarazada, incluidos neumonía, ingreso en UCI y mortalidad. El riesgo de aborto espontáneo no parece aumentar en mujeres con SARS-COV-2 y el riesgo de transmisión vertical es generalmente bajo. La evidencia es contradictoria en cuanto al parto prematuro y la mortalidad perinatal, pero estos riesgos son, por lo general, mayores sólo en mujeres sintomáticas hospitalizadas. En cuanto al tratamiento, los esteroides no deben evitarse si están clínicamente indicados y se pueden usar AINEs si no están contraindicados. Las mujeres embarazadas hospitalizadas con un curso grave de la enfermedad deben someterse a tromboprofilaxis durante su hospitalización y debe ofrecérseles una exploración del crecimiento fetal unos 14 días después de su recuperación. En mujeres asintomáticas o con síntomas leves de COVID-19 que dieron positivo al término del embarazo, podría ser razonable la inducción del parto. Sin embargo, no existe un consenso sobre el momento adecuado del parto para las embarazadas críticamente enfermas. Tras el parto, madre e hijo deben permanecer juntos aplicándose las oportunas medidas de prevención y control. Así mismo, debe ofrecerse la posibilidad de vacunación tras asesoramiento, en el que debe exponerse el desconocimiento actual sobre el riesgo de la exposición fetal a la vacuna.
Equipo Biblioteca H12O